Expresión del ideario martiano en cartas a su madre Leonor Pérez
RESUMEN
Introducción:

el epistolario martiano dirigido a su madre es expresión de sus ideales independentistas y valores humanos.

Objetivo:

caracterizar el ideario martiano a través de las cartas a su madre Leonor Pérez Cabrera.

Métodos:

se realizó una investigación documental de corte histórico, en la cual se emplearon métodos teóricos como análisis documental, histórico-lógico y sistematización.

Desarrollo:

el epistolario de Martí y su madre Leonor Pérez, refleja el gran cariño que se profesaron, las profundas convicciones que fueron inculcadas por su familia, los valores humanos y morales que se consolidaron en su modo de actuación, su espíritu indomable de lucha, su esencia independentista y su confianza en que la lucha era la única forma de derrocar al colonialismo y la opresión contra los pueblos, su disposición a dar la vida por la independencia de Cuba y su entrega total a la causa libertaria de la madre mayor: la Patria.

Conclusiones:

a través del epistolario se percibe el ideario martiano forjado bajo los preceptos morales de su familia y su posición ante las injusticias sociales de la época, que se manifestó en su elevado espíritu de rebeldía, su humildad, su honestidad, sus profundas convicciones independentistas y revolucionarias, a las que entregó su vida, ejemplo para los jóvenes rebeldes de posteriores generaciones de cubanos, quienes como buenos discípulos no han dejado morir su legado, llegando hasta nuestros días como digno ejemplo a seguir por futuros profesionales de alta sensibilidad humana en su diario quehacer.

DeSC:
    • HUMANIDADES;
    • HISTORIA;
    • HISTORIOGRAFÍA..

INTRODUCCIÓN

Leer las obras literarias de nuestro José Martí es como cruzar esa frontera misteriosa que divide al héroe del hombre; es traer a nuestros días los sentimientos de una época o revivir el estado emocional de un ser, cuyos textos están llenos de amor, afecto, cariño, simpatía, pasión y sensibilidad humana.

Ahondar en la vida y obra de Martí es conocer al hombre sencillo, genuino y especial que demostró ser y nos permite verlo como un ser humano, no como el héroe que fue, el epistolario entre el joven Martí y su madre Leonor Pérez Cabrera, nos adentra en el camino de los sentimientos más puros, los valores, principios y convicciones del más universal de los cubanos.1)

Las cartas a su madre forman parte de un todo, que es el enorme epistolario martiano y que en el tema que se investiga recoge las de carácter personal dirigidas a su querida madre.

Su madre Leonor, sabía de todo lo que hacía su hijo, sus poemas, sus escritos, sus versos, todo a favor de la libertad de Cuba. Todo por el amor a la Patria.1

Desde Caimito del Hanábana, uno de los pocos lugares del interior del archipiélago cubano en que consta la presencia de José Martí, un punto de la geografía matancera, distante unos pocos kilómetros del poblado de Amarillas, en el municipio de Calimete, se erigió un Memorial que glorifica la vida y obra del Maestro, un proyecto solar de arquitectura conmemorativa y ambiental que recuerda su estancia en el lugar desde donde escribió una carta a su madre doña Leonor Pérez, considerada su primera obra escrita y la más antigua de sus misivas que se conserva.2 Objetivo caracterizar el ideario martiano a través de las cartas a su madre Leonor Pérez Cabrera.

MÉTODOS

Se realizó una investigación documental de corte histórico, a partir de la revisión bibliográfica de 15 documentos históricos, en la que se emplearon métodos teóricos que permitieron efectuar un análisis objetivo respaldado por la correspondiente interacción de los siguientes métodos:

Análisis documental: en la conformación de los fundamentos teóricos de la investigación, en la identificación de las cartas escritas entre José Martí y su madre Leonor Pérez Cabrera.

Análisis histórico-lógico: utilizado para definir el desarrollo histórico-social en que se desarrolla la vida de José Martí.

Sistematización: para establecer las regularidades en las cartas analizadas y su relación con el ideario martiano.

DESARROLLO

El primer manuscrito conservado de José Martí fue la carta que el 23 de octubre de 1862, a la edad de nueve años, escribiera el niño Pepe a la madre durante su breve estancia en el sitio conocido como Caimito del Hanábana. Bajo la custodia del Centro de Estudios Martianos hay un valioso documento considerado el primer manuscrito conservado de los muchos escritos por José Martí, redactado hace justamente 160 años, una experiencia vital que más tarde convertiría en versos y sin dudas uno de los más influyentes pasajes de su vida, quien dirigiéndose a su madre expresó en sus palabas de despedida: “… un besito a la familia, recíbalos de su obediente hijo que la quiere con delirio”.2,3

Estas palabras reflejan el amor engendrado en Martí por su familia, las excelentes normas de educación formal que aprendió en su seno y la estrecha relación que mantenía con su amantísima madre a pesar de la distancia que por mucho tiempo los mantuvo separados.

Al interpretar sus palabras en carta remitida a su madre durante los difíciles días de prisión y trabajos forzados por enfrentar al colonialismo español es posible entender su decisión de lucha a pesar de sentir que su vida sería corta porque la salud física no lo acompañaba, cuando escribió “Mucho siento estar metido entre rejas, pero de mucho me sirve mi prisión. Bastantes lecciones me ha dado para mi vida, que auguro que ha de ser corta, y no las dejaré de aprovechar…1,2

Martí fue un hombre adelantado a los preceptos morales y éticos de su tiempo, no sería aquel hombre que cuidaría únicamente de su familia, ni representaría a sus varias hermanas ante una sociedad discriminatoria y llena de desigualdades entre clases sociales.

Su madre mantuvo una relación cercana con Martí a través de su epistolario, en el que ambos demostraban los grandes valores de su familia, la honestidad, la humildad, el deseo de libertad, la educación formal y el respeto por los otros.4

Estudiosos de la obra martiana plantean que probablemente los primeros versos escritos por nuestro José Martí fueron dedicados a su madre Doña Leonor Pérez, en 1868, cuando apenas contaba con 15 años de edad. Estos versos podemos encontrarlos en el tomo II de sus obras completas bajo el título “A mi madre”,5 los cuales expresan:

«Madre del alma, madre querida, Son tus natales, quiero cantar; Porque mi alma, de amor henchida, Aunque muy joven, nunca se olvida

De la que vida me hubo de dar. A Dios yo pido constantemente Para mis padres vida inmortal;

Porque es muy grato, sobre la frente Sentir el roce de un beso ardiente Que de otra boca nunca es igual»

Doña Leonor Pérez guardó siempre con mucho cariño aquellos versos de su amado hijo José Julián, como lo llamara.

Dos años después, el 28 de agosto de 1870, desde la prisión, Doña Leonor recibía una foto de Martí con el traje del penal y las cadenas que había de arrastrar, con el grillete al pie. En el dorso de la foto estas palabras:5

“Mírame madre, y por tu amor no llores,

si esclavo de mi edad y mis doctrinas

tu mártir corazón llené de espinas,

piensa que nacen entre espinas flores”.

Versos de Martí que, como tantos otros, han sido estudiados, interpretados, llevados al cine y la televisión y musicalizados por investigadores y artistas de Cuba y del mundo.

Según varios autores, el pensamiento de Leonor concebía que los sacrificios realizados por su hijo eran inútiles, puesto que todos los países del mundo sufrían los mismos males y consideraba que no había fuerza humana capaz de remediarlos. En sus misivas repetía una vieja sentencia “todo el que se mete a redentor sale crucificado”. Por consiguiente, lo instaba a dejar el periodismo, moderar sus ideas, retornar al seno de su familia y cultivar su gran talento en beneficio propio .4,5,6

Las autoras consideran que la expresión martirológica de Doña Leonor Pérez se manifiesta en muchas de las cartas que le enviara a su hijo, evidente era su sufrimiento por los sacrificios que Martí hacía al defender sus ideales independentistas, por los problemas de salud que padecía y su incansable lucha por el bien de todos, que superaba los enormes deseos múltiples veces expresados por ella en sus cartas, de tenerlo a su lado para darle cariño y recibir de él, el apoyo económico para la familia en una difícil situación económica.

Sin embargo, en sus cartas, Leonor no se pronunciaba en contra de la independencia de Cuba, pero sí intentaba convencer a Martí de no exponer su vida por ese ideal.7

Sobran razones para comprender las preocupaciones de la madre. Además del delicado estado de salud de Martí y de los sufrimientos que padecía por su actuar independentista, la familia pasaba por difíciles momentos debido a las dolencias de Don Mariano, quien fallece en 1887, veinte años antes que ella, que ve morir una tras otra a seis de sus siete hijas y queda prácticamente ciega antes de cumplir los sesenta años. Entre otras situaciones de carácter familiar y social.8

Una emotiva carta, escribió Martí a su madre en el año 1892 donde expresa el enorme cariño por su madre y cuánto la necesitaba, sin abandonar si ideal de lucha por la madre mayor, la patria:9

Todavía no me siento con fuerzas para escribir. No es nada, no es ninguna enfermedad; no es ningún peligro de muerte: -la muerte no me mata, caí unos días cuando la infamia fue muy grande; pero me levanté. La gente me quiere, y me ha ayudado a vivir. Mucho la necesito, mucho pienso en Ud., nunca he pensado tanto en Ud., nunca he deseado tanto tenerla aquí. No puede ser. Pobreza. Miedo al frío. Pena del encierro en que la habrá de tener. Pena de tenerla y no poderla ver, con este trabajo que no acaba hasta las diez y media de la noche. Bueno, los tiempos son malos, pero su hijo es bueno. -Nada más ahora, Ud. lo sabe todo, esta palabra de hijo me quema. Lea ese libro de versos, empiece a leerlo por la página 51. Es pequeño -es mi vida. Pero no crea que se afloja, ni que corre riesgo ninguno, ni que está en salud peor de lo que estaba este hijo que nunca la ha querido tanto como ahora.

Las autoras consideran este manuscrito como una manifestación de la madurez política y la solidez de principios, convertidos en convicciones, del hombre que desde su infancia lloró por los pobres de la tierra y se enardeció ante la injustica contra los esclavos durante el colonialismo español, que lo llevaría a ser el apóstol, el héroe y el más universal de todos los cubanos, que cayó en Dos Ríos para inmortalizar su figura al entregar la vida a la libertad de la madre mayor: la Patria.

A raíz de la muerte de José Martí y ante tanto dolor materno, habrá repetido para sus adentros, lo que antes escribiera a su amado hijo: “todo ocurrió como te lo advertí: moriste finalmente crucificado y araste en el mar” .10

Sin embargo, es necesario destacar otras facetas de doña Leonor que le dieron fuerzas para apoyar a su hijo; entre ellas, su carácter enérgico y valentía, puestos a prueba en situaciones complejas como el asalto de los voluntarios al teatro de Villanueva, en enero de 1869. Al escuchar el tiroteo, y suponer que su hijo de dieciséis años se hallaba en el lugar de los hechos, acudió en su búsqueda sin considerar el peligro. Martí, al relatar el suceso expuso “…fue a buscarme en medio de la gente herida, y las calles cruzadas a balazos, y sobre su cabeza misma las balas que disparaban a una mujer, allí, en el lugar aquel donde su inmenso amor pensó encontrarme” .2

En otra ocasión, hallándose Martí en presidio, Doña Leonor, con su tenacidad y energía, logró sacarlo de ese tormento. Fue enviado a Isla de Pinos, y después deportado a España. También sufre Leonor con entereza la muerte de don Mariano, y además trata de reconfortar a su hijo por esa pérdida. Le escribe en estos términos: “…confórmate, hijo, con saber que tu padre bajó a la tumba sin que le faltara nada de lo necesario, y todos sus antojos de viejo niño fueron satisfechos…”.11

En los escritos de Leonor se manifiesta una inteligencia natural, por encima de su ortografía y redacción defectuosas. Ese ingenio se observa, por ejemplo, en las lúcidas comunicaciones que dirige al Gobernador Superior Civil de Cuba y al Gobernador General, ambas en 1870, cuando pide indulgencia para Martí. Y también se destaca en las propias cartas a su hijo, en las que toca, con admirable sagacidad, las fibras más sensibles de su alma.3

Tanto Leonor Pérez como su padre Mariano Martí inculcaron en él valores que permitieron una formación ético moral acorde con los principios de su familia, que sirvió como ejemplo para templar en Martí, virtudes propias como la modestia, la solidaridad, la justicia, el amor al trabajo y la justicia, entre otras.11

No son muchas las cartas de José Martí a su querida madre Leonor Pérez Cabrera que se han podido conservar, pero particularmente las dos últimas misivas ponen de relieve cómo él fue capaz de, con respeto y a la vez con gran amor, exponerle a su progenitora consideraciones acerca de lo que sentía en relación con la causa de la independencia de su tierra natal del dominio colonial español y de su decisión de dar su contribución a lograr ese objetivo.

Las dos últimas cartas de Martí a Leonor, que se conozcan, fueron las fechadas en Nueva York el 15 de mayo de 1894 y en la ciudad dominicana de Montecristi el 25 de marzo de 1895, respectivamente. En la del año 1894, Martí le expresó en la parte inicial de su misiva: “Madre querida: Ud. no está aún buena de sus ojos, y yo no me curo de este silencio mío, que es el pudor de mis afectos grandes y de mi modo de queja contra la fortuna que me los roba y como venganza de esta falta, necesidad de hablar y escribir tanto en las cosas públicas, contra esta pasión mía del recogimiento, cada vez más terca y ansiosa.” Y seguidamente le planteó, al detallar cómo concebía que debía desarrollarse la existencia de los seres humanos: “Pero mientras haya obra que hacer, un hombre entero no tiene derecho a reposar. Preste cada hombre, sin que nadie lo regañe, el servicio que lleve en sí.”

También le hizo la siguiente interrogante: “¿Y de quién aprendí yo mi entereza y mi rebeldía, o de quién pude heredarlas, sino de mi padre y de mi madre.” Martí le confesó a su querida madre que a otros podía hablarles de otras cosas. “Con Ud se me escapa el alma -afirmó- aunque Ud. no pruebe con el cariño que yo quisiera, sus oficios; y a esa tierra infeliz donde Ud. vive no le puedo escribir sin imprudencia, o sin mentira.” Le agregó: “Mi pluma corre de mi verdad: o digo lo que está en mí, o no lo digo”. Igualmente le solicitó: “Déjeme emplear sereno, en bien de los demás, toda la piedad y orden que hay en mí”. Más adelante al tratar acerca de su futuro le expresó con particular sencillez y a la vez con gran significación: “Mi porvenir es como la luz del carbón blanco, que se quema él, para iluminar alrededor. Siento que jamás acabarán mis luchas.” Algo más de diez meses más tarde Martí le escribió lo que fue su última misiva dirigida a su madre.12

También en la carta que le dirigió a su madre Leonor, Martí le patentizó de inmediato el sentido que le atribuía a su vida y a la existencia de los seres humanos en general al expresar: “Palabras, no puedo. El deber de un hombre está allí donde es más útil” .(7.11)

Además le detalló que no obstante en él siempre estaba presente el recuerdo de sus seres queridos y particularmente el de ella al asegurarle: “Pero conmigo va siempre, en mi creciente y necesaria agonía, el recuerdo de mi madre” .7,8,11

Martí le añadió una nota final a esta carta dirigida a Leonor: “Ahora bendígame, y crea que jamás saldrá de mi corazón obra sin piedad y sin limpieza. La bendición. Su José Martí.” Relativamente poco tiempo después de haberle escrito esta misiva a su querida madre, Martí en unión de Máximo Gómez salió hacia Cuba, llegando al territorio cubano por la zona de Playitas de Cajobabo, en la actual provincia de Guantánamo, el 11 de abril de 1895.12

En contraste con este poema de adolescente, está la carta que envió José Martí a Doña Leonor desde Montecristi, Santo Domingo, en 1895, cuando estaba dotado ya de la experiencia de clamar por su Patria. En víspera de su viaje a Cuba, él le escribe su dramático poema Abdala:13,14,15

Perdona ¡oh madre! que de ti me aleje

Para partir al campo. ¡Oh! Estas lágrimas

Testigos son de mi ansiedad terrible,

Y el huracán que ruge en mis entrañas.

¡No llores tú, que a mi dolor ¡oh madre!

Estas ardientes lágrimas le bastan!

El amor, madre, a la patria

No es el amor ridículo a la tierra,

Ni a la yerba que pisan nuestras plantas;

Es el odio invencible a quien la oprime,

Es el rencor eterno a quien la ataca;

Y tal amor despierta en nuestro pecho

El mundo de recuerdos que nos llama

A la vida otra vez, cuando la sangre,

Herida brota con angustia el alma;

¡La imagen del amor que nos consuela

Y las memorias plácidas que guarda!

Martí demostró elocuentemente que era un hombre que estaba consciente que mientras hubiera obra qué hacer no tenía derecho a reposar y que era alguien que amaba el sacrificio y que aquilataba que el deber de un hombre estaba allí donde es más útil.

Mucho se puede agregar en cuanto a la presencia de la madre en los sentimientos y la trayectoria de Martí. También sería justo reconocer que los alegatos del Martí calaron profundo en la mente de su progenitora, quien se percató de que entregaría su vida a la causa por la independencia de Cuba. Todo lo abordado revela los grandes valores nacidos del seno familiar que hacen a Leonor merecedora del monumento erigido en su honor por los vecinos del Reparto Los Ángeles; no solo por ser la madre del más universal de los cubanos, sino por los profundos valores legados, mediante la obra del apóstol, a las nuevas generaciones de cubanos.3,13

La investigación profundiza en los ideales revolucionarios e independentistas de un hombre que nació el 28 de enero de 1853 y que cayó en combate, luchando por la independencia de su patria y la libertad de su pueblo, el 19 de mayo de 1895, que sólo vivió la pequeña existencia de unos 42 años y que, sin embargo, fue el organizador de la última de las tres guerras de independencia de Cuba en aquella centuria, el ideólogo de la Revolución al que siempre volvieron sus ojos los jóvenes rebeldes e iracundos del siglo XX como el eterno Comandante en Jefe y líder histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz.15

CONCLUSIONES

A través del epistolario se percibe el ideario martiano forjado bajo los preceptos morales de su familia y su posición ante las injusticias sociales de la época, que se manifestó en su elevado espíritu de rebeldía, su humildad, su honestidad, sus profundas convicciones independentistas y revolucionarias, a las que entregó su vida, ejemplo para los jóvenes rebeldes de posteriores generaciones de cubanos, quienes como buenos discípulos no han dejado morir su legado, llegando hasta nuestros días como digno ejemplo a seguir por los estudiantes de las ciencias médicas, futuros profesionales con alta sensibilidad humana en su diario quehacer, que no dejan morir al apóstol y refuerzan la solidaridad, la honradez y la justicia, valores inherentes a la juventud cubana de hoy.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Historial:
  • » Recibido: 27/10/2022
  • » Aceptado: 02/02/2023
  • » Publicado : 01/05/2023


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