Pertinencia de la concepción humanista desde los fundamentos socioeducativos y filosófico-educativos en la formación médica

CIENCIAS SOCIALES, HUMANIDADES Y PEDAGOGÍA

 

Pertinencia de la concepción humanista desde los fundamentos socioeducativos y filosófico-educativos en la formación médica

Pertinence of the humanistic conception from the socio-educational and philosophical-educational basics in medical training

 

Ileana Maria Hernández Rodríguez1, Justo Luis Pereda Rodríguez2, Luis Manuel Díaz Lobo3

1 Licenciada en Educación. Especialidad Marxismo-Leninismo e Historia. Profesora Auxiliar. Universidad de Ciencias Médicas de Pinar del Río. E-mail: ilylma@fcm.pri.sld.cu
2Licenciado en Ciencias Sociales. Universidad "Hermanos Saínz" Pinar del Río. E-mail: pereda@fcsh.upr.edu.cu
3 Licenciado en Educación. Especialidad Lengua Inglesa. Universidad de Ciencias Médicas de Pinar del Río.
E-mail: malau@fcm.pri.sld.cu

 


RESUMEN

El trabajo se centra en mostrar los resultados de un estudio, que con la aplicación de los métodos histórico-lógico y empíricos, refleja la necesidad del perfeccionamiento y la implementación adecuada de la formación humanista, en particular en el nivel superior y dentro de él atendiendo a las carreras de ciencias médicas, teniendo como momento constitutivo, condición y base, el pensamiento filosófico educativo y socio educativo y su correcta interpretación para una formación ética, como garantía para la comprensión de la misma desde la perspectiva de la propia cultura humanista, que apunta al conocimiento del pensamiento filosófico y socio educativo asociado a una tradición cultural autóctona que aporta la herramienta de lo identitario, como recurso esencial, sobre estos presupuestos, se cumple con el objetivo de ofrecer una fundamentación sobre la conexión esencial y biunívoca existente entre en el papel insustituible que la filosofía de la educación y la sociología de la educación deben desempeñar en el sistema y la formación humanista del individuo en tanto componente de una formación integral y como resultado se aportan las bases conceptuales acerca de cómo entender a la propia formación humanista, qué aporta ella a la formación de este futuro profesional, es novedoso en tanto permite entender cómo abordar desde estos referentes, el vínculo de manera natural a las problemáticas profesionales, sociales e individuales de quienes se forman en el referido contexto.

Palabras clave: HUMANISMO, PENSAMIENTO, FILOSOFÍA, EDUCACIÓN MÉDICA/ética.


ABSTRACT

This research paper shows the results of a study carried out with the application of the historical-logical and empiric methods where the need of improving and implementing an adequate humanistic training in higher education was reflected; mainly for medical science students which formation is supported on a philosophical-educational and social-educational thinking. The humanistic training is an essential concept to the comprehensive formation of the individual and how to understand the proper humanistic formation of the future health professionals establishing conceptual bases. This novel conceptualization allowed tackling these referents, linking it naturally in order to approach professional, social and individual problems to the context where the professional training takes part.

Key words: HUMANISM, THINKING, PHILOSOPHY, MEDICAL EDUCATION/ethics.


 

INTRODUCCIÓN

El carácter sistémico e integral, no unilateral ni parcial, de la preparación del profesional que reclama nuestra sociedad, exige de la misma la formación humanista, la que a su vez forma parte de la respuesta pertinente que la educación superior debe dar a las exigencias y desafíos del mundo de hoy. Ella debe verse inserta en la globalización en la educación, como un fenómeno objetivo y puede asumirse como una oportunidad al futuro: la de potenciar el desarrollo de los recursos humanos al máximo y en la forma más adecuada y así lograr la formación de personas críticas y creativas que generen nuevos conocimientos y den respuesta desde un enfoque histórico cultural a los problemas presentes y futuros transformando y enriqueciendo la sociedad y en especial el entorno de salud.

El debate actual sobre la educación superior se centra en la contribución que ésta puede hacer a un proyecto de sociedad comprometida con el desarrollo humano sustentable, y esa contribución le exige prestar particular atención a los principios fundamentales de una ética humana, aplicados a cada profesión y a todos los ámbitos del quehacer humano, buscando un aprendizaje transformador que permita a los sujetos que en él intervienen crear, recrear, producir y aportar de forma consciente, equilibrada y eficiente los conocimientos, valores y capacidades, haciendo posible la construcción de un modelo social de cualidad superior e identidad propia y asumiendo que (….) la educación, por el conocimiento que proporciona del ambiente donde se ejerce, puede ayudar a la sociedad a tomar conciencia de sus propios problemas y que, a condición de dirigir sus esfuerzos a la formación de hombres completos, comprometidos conscientemente en el camino de su emancipación colectiva e individual, ella pueda contribuir en gran manera a la transformación y a la humanización de las sociedades.1

Especial importancia adquiere la concepción humanista en el proceso de formación del futuro profesional de la salud en la cual el trabajo formativo dirigido al fortalecimiento de los valores humanos esenciales de esta profesión ocupa un lugar preponderante, para lo que se hace imprescindible "(…) plantearse el tema del humanismo con rigor filosófico y no en la forma fragmentada y superficial en que suele abordarse, por lo que el esclarecimiento del término humanismo es una necesidad apremiante en el mundo de hoy, y en especial, hacia el mañana".2 Y más aún para las instituciones encargadas del desarrollo de la docencia médica, tanto las del área básica  como las del área  clínica, las que constituyen escenarios con un rol protagónico en la formación  de profesionales de la salud que respondan a los encargos que le hace la sociedad en cada momento de su desarrollo.

La política educacional cubana tiene claramente definida la proyección de trabajar hacia la educación en valores humanos, reto que cobra importancia en la nueva Universidad Médica, y que requiere del dominio de las concepciones pedagógicas, socio-educativas y filosófico-educativas por parte del personal docente, accionar que demanda de una preparación ideológica y que ha de lograrse a través del replanteamiento del proceso educativo que permite al ser social sentir una realización vital que genere el bienestar social "(…) el desarrollo hoy debe asociarse a la reconstrucción de un sistema de valores, que en un contexto de desigualdades marcado en lo económico, político y cultural, permitan buscar alternativas de satisfacción de las necesidades vitales del ser humano, tanto en el plano material como espiritual, para lo que se debe capacitar, preparar y propiciar así un cambio dirigido al real y verdadero desarrollo humano".3

La formación humanista exige, en las condiciones actuales, un profundo conocimiento acerca de las concepciones científicas de este problema, despojando a la práctica educativa de todo el enfoque atomizado y de espontaneidad  que la carencia del dominio profundo de los referentes teóricos de la sociología educativa y la filosofía de la educación provocan. Se clama hoy por aplicar las herramientas validadas por una correcta concepción científica, con una sólida base teórica  en la comprensión de este problema y en su instrumentación práctica y en el campo del proceso formativo de medicina, la interpretación de la formación humanista tiene una larga tradición, a la vez que total contemporaneidad para ser tratado hoy.

La propia marcha de los acontecimientos en el mundo actual, dado el desarrollo científico tecnológico alcanzado y sus grandes paradojas con el movimiento social, van separando cada vez más el tratamiento de la formación humanista de la utopía y acercándole a una realidad contextualizada ante la creciente socialización de la salud que impone el cambio del paradigma biologicista a médico social.

Es preciso reconocer y defender la cuestión de principio referida a que los desafíos que tiene ante sí la educación hoy y sus aspiraciones de excelencia y pertinencia no pueden ser cumplimentados sin incluir y realizar adecuadamente una formación humanística. Al respecto se ha reconocido que: "El pensamiento materialista y dialéctico, que aspira a formar hombres capaces no sólo de conocer el mundo, sino también de transformarlo, sólo podrá desarrollarse en la medida en que, desde la escuela primaria hasta la universitaria, su presencia enriquecedora esté en línea con el desarrollo de las disciplinas humanistas (...)" 4

En el contexto de formación médica se manifiestan criterios que sostienen la necesidad de dar prioridad a la enseñanza de las disciplinas biomédicas y clínicas, en detrimento del tratamiento de las que pueden incluirse dentro de las llamadas humanidades. Téngase en cuenta que la educación constituye el cimiento del desarrollo de los valores y de las actitudes relacionadas con la vida en general, por lo tanto, se impone la necesidad de una educación humanista que explote todos los recursos teórico-conceptuales desde el pensamiento filosófico y dentro del proceso de formación médica entregue la formación de una identidad propia, que permita una orientación valorativa de la conducta moral relacionada con la salud humana y con la supervivencia del hombre, considerando, que: "Educar es todo, educar es sembrar valores, es desarrollar una ética, una actitud ante la vida." 1 Y que la búsqueda de un sentido para la propia vida, la proyección hacia el desarrollo y la felicidad individual y colectiva, forman parte de la dimensión ética de la persona que se recorta sobre las relaciones entre la conciencia individual y social, entre el individuo y el contexto sociocultural de la época y del país dado, donde influyen los patrones esenciales que configuran la identidad cultural de una sociedad.

La complejidad de las cuestiones éticas hace que constituyan, en los tiempos que corren, una de las problemáticas de más difícil y necesario abordaje teórico y práctico, no se trata solo de articular un discurso ético donde los argumentos epistemológicos, normativos, axiológicos y deontológicos, así como aquellos elementos teóricos que se desprenden de las distintas éticas aplicadas en general y de la ética médica en particular se estructuren, y por ende, amplíen el horizonte de la formación humanista en el proceso de formación de médicos.

Se trata sobre todo de insistir en la conexión esencial y biunívoca existente entre la elaboración, enriquecimiento y aplicación de la teoría filosófica marxista y su enseñanza, así como en el papel insustituible que la filosofía de la educación y la sociología de la educación deben desempeñar en el sistema de la formación humanista del individuo en tanto componente de una formación integral que entregue la fundamentación de las bases conceptuales acerca de cómo entender a la propia formación humanística, qué aportan ellas a la formación de este futuro profesional, cómo abordar desde estos referentes el vínculo de manera natural a las problemáticas profesionales, sociales e individuales de quienes se forman el referido contexto , cómo lograr un fundamento ético-cultural y un basamento que recorra el propio basamento filosófico autóctono, premisa de la ulterior elaboración pedagógico-didáctica, en tanto la filosofía es, en primera instancia, una concepción del mundo y de la vida que repercute sobre la conducta ofreciendo una visión racionalizadora, conceptual- general del sentido de la vida en la época concreta de vida de los individuos.

Dado a estas razones se consolida la importancia de la Filosofía Educativa, que como ciencia da el apoyo necesario a los pedagogos en la tarea de educación de la humanidad y que desde ese punto de vista, se sostiene la necesidad de estos fundamentos en el médico que requiere de herramientas pedagógicas en la tarea de la educación en salud.

De aquí que se deba mostrar especial interés al entendimiento de que el proceso de formación médica contemporánea en las condiciones específicas de la construcción del socialismo en Cuba establece exigencias morales propias con un profundo carácter humanista. Este carácter determina la esencia y la jerarquía del sistema de valores morales del médico social cubano contemporáneo. Este lo orienta en su función de lograr la oportunidad de explorar y entrar en contacto con su sentido de identidad, autoconceptos y valores que les permitan avanzar hacia un desarrollo sustentable del país en las condiciones de la construcción del Socialismo. Delimitar la sustancia real de ese modelo subyacente y deseado socialmente, es parte de esta investigación.

Es motivación, por tanto, el perfeccionamiento y la implementación adecuada de la formación humanista, en particular en el nivel superior y dentro de él, atendiendo a las carreras de ciencias médicas, teniendo como momento constitutivo, condición y base, el pensamiento filosófico educativo y socio educativo y su correcta interpretación para una formación ética, a lo cual debe contribuir la comprensión del mismo desde la perspectiva de la propia cultura humanista, que apunta al conocimiento del pensamiento filosófico y socio educativo asociado a una tradición cultural autóctona que aporta la herramienta de lo identitario, como recurso esencial .

DESARROLLO

Reclamo de una formación humanista pertinente

El reto para la educación está en hallar el equilibrio entre la identidad y la universalidad, entre la autoctonía y la macrocolectividad. La educación tiene que dirigirse a que el individuo logre el conocimiento de lo propio: sus raíces y realidad, clarificándose en sus posibilidades y necesidades. También debe apuntar a la formación de la colectividad, en el sentido de la conciencia de la interdependencia; no en la sumisión ni en el desdibujamiento de lo individual, sino la interdependencia en la identidad y en la diversidad.

Cada vez más la educación se concibe como interacción de la escuela con la vida, de la enseñanza con la sociedad, aprender a conocer estas realidades para que en su interrelación se transformen y desarrollen constituye hoy un desafío de nuestras universidades. Que se (…)"conjugue la alta especialización con la capacidad científico técnica y las condiciones ciudadanas pertinentes". 5 Imprescindibles en su formación cultural. Es cierto que se hacen esfuerzos, se trazan proyectos, estrategias, con el objetivo de formar integralmente a los estudiantes, pero son fragmentados, unilaterales, permeados de concepciones tradicionalistas y adolecen en la mayoría de los casos de sólidos fundamentos teóricos. Por supuesto, esto genera un divorcio entre cultura teórica y práctica, que aleja todo protagonismo y participación real del estudiante. Estas cuestiones, aún sin solucionar, se han discutido en claustros, también aparecen como problemática en investigaciones previas realizadas en el contexto de formación médica. 6

Lo anteriormente expuesto muestra que existen contradicciones entre el objeto de la medicina en Cuba, los objetivos generales en la formación del médico general básico, el perfil del egresado, el campo de acción del médico una vez graduado y la formación que reciben los estudiantes de medicina. Estas contradicciones existentes entre el problema y el objetivo, entre la necesidad de formar a un médico cualitativamente superior con conocimientos de la cultura identitaria para lograr la socialización de la salud desde lo autóctono y los conocimientos que aporta la pedagogía social se ha de resolver con la propia concepción humanista del proceso formativo, con una actuación de manera filosófica, científica, sistémica, de participación, lo cual favorecerá el desarrollo de los estudiantes y requerirá de los esfuerzos cooperados de los docentes y de la mejora de los planes de estudio.

Aunque en el plano teórico casi todos los profesionales manifiestan su reconocimiento a la tridimensionalidad del ser humano: biológico, psicológico y social, y de ahí la caracterización similar del proceso salud-enfermedad, lamentablemente en la práctica muchas veces se manifiesta una total incoherencia con la declaración teórica. Pues se asume hoy que el modelo cubano no pasa definitivamente del médico centrista aunque se avanza al médico social.7

Si realmente se asume esa tridimensionalidad, tanto del ser humano como del proceso salud-enfermedad, no cabe duda que la atención de salud de las personas, las familias y la comunidad ha dejado de ser un problema solo de los médicos, e incluso del sector salud, para convertirse en un problema que debe ser enfocado desde diferentes disciplinas, ciencias y profesiones y desde la perspectiva de los diversos sectores que forman parte de la sociedad y desde la importancia decisiva de la relación de estas con las ciencias sociales en los contextos formativos de "(…) las universidades donde deben originarse sus soluciones…",8 pues ellas son el ámbito natural para el pensamiento reflexivo y la prevalencia de los valores sociales.

El enfoque humanista en el proceso de formación médica en la universidad debe corresponderse con las transformaciones acontecidas en la práctica médica, por lo que el currículo como proyecto deberá ser consecuente con esa intención, y su ejecución también tendrá que responder a las aspiraciones declaradas en sus documentos rectores.9

Es pertinente entonces mostrar un grupo de irregularidades identificadas en correspondencia con los elementos teóricos que hemos abordado con anterioridad y con el sistema conceptual recurrente para el presente estudio, que nos llevan a la situación problémica que se identifica en el contexto de la Universidad Médica de Pinar del Río y que muestra la factibilidad del estudio que se propone:

1. Inconsistencia en el dominio los fundamentos filosófico educativos y socio educativos cubanos como bases teórico-conceptuales que garantizan el reconocimiento de una identidad propia, basada en el conocimiento de lo autóctono como necesidad para el logro de una axiología, que garantice sólidos principios éticos y el accionar, desde los basamentos de la pedagogía social para lograr la comunicación e interacción social médico-paciente en el marco de la creciente socialización de la salud.

2. Limitaciones en el conocimiento de los docentes sobre el papel del referencial teórico de la pedagogía y otras ciencias de la educación cubana como guías teórico prácticas que garantizan una visión propia y un perfil ético-filosófico y cultural autóctono de la formación Humanista desde el proceso formativo.

3. El plan de estudio de la carrera de medicina muestra insuficiencias en el enfoque humanista del proceso formativo, que se manifiesta por la descontextualización y no potenciación del pensamiento filosófico cubano desde las diferentes disciplinas, como tributo al equilibrio entre el enfoque de la formación y el encargo social, lo que incide en la efectividad de las relaciones interdisciplinarias para garantizar la sistematización de la formación humanista que aspira el paradigma médico-social.

Por lo que la situación problémica en el presente caso está determinada porque existen insuficiencias en la concepción humanista del proceso formativo de medicina en la Universidad Médica de Pinar del Río que se manifiestan en el desconocimiento del referencial teórico de la filosofía y sociología de la educación cubana que lo sustenta, en una deficiente concepción de los planes de estudio para reforzar la formación humanista con una visión propia y un perfil ético-filosófico y cultural autóctono, que garanticen el sentido integrador de esta concepción, y en su dicotomía con la necesidad social de proporcionar una guía orientadora para la definición del accionar pedagógico en el contexto de salud, limitada porque no existe preparación docente para ello, lo que obstaculiza el fomento de actitudes inherentes al paradigma médico social cubano.

Puede concluirse de manera general, a partir del estudio de campo realizado que no obstante la aplicación de cambios sustantivos en la concepción humanista, se continúa paradójicamente subvalorando políticas y acciones de salud sustentadas en un enfoque social, reflejado en la gran reticencia para aceptar lo científicamente demostrado, permitiéndoles a éstas solo una presencia marginal y controlada, lo que incide en que predomine en ellos un pensamiento biologicista, se busca por tanto, otro pensamiento médico, otra conducta profesional, desde la concepción misma de los programas, que junto a una elevada conciencia humanista desarrollen una postura ético filosófica fundamentada en el referencial teórico de la pedagogía y otras ciencias de la educación, y sustentada en permanente acto de subjetivación.

Es imprescindible remitirnos a la orientación curricular de los programas de filosofía, que han sufrido disímiles variaciones a lo largo de los últimos veinte años, tratándose de suplir sus incongruencias con la inclusión de temas en las estrategias curriculares, que no han garantizado tributar un modelo de profesional médico que responda al equilibrio entre su formación académica y el dominio de herramientas, desde una formación humanista que los haga portadores cocientes de que en materia de salud el hombre necesita y puede ser educado y que esta educación puede ser elemento de liberación del hombre, que garantice por demás una calidad de vida superior, posición que se defiende basados en la Filosofía de la educación, como la reflexión radical sobre todos los dominios de la existencia humana que prioriza estas cuestiones en lo que concierne a la educación.

La atención de estos problemas nos lleva al convencimiento de la factibilidad del estudio propuesto desde la combinación de tres dimensiones: adecuaciones de las bases teórico-conceptuales de los planes de estudio para garantizar desde las diferentes disciplinas el reconocimiento de una identidad propia, basada en el conocimiento de lo autóctono como necesidad para el logro de una axiología, que garantice sólidos principios éticos y el accionar, desde los basamentos de la pedagogía social para lograr la comunicación e interacción social médico-paciente en el marco de la creciente socialización de la salud, modificaciones en la disciplina de filosofía potenciando el conocimiento del pensamiento filosófico cubano, y la capacitación a los docentes sobre el papel del referencial teórico de la pedagogía y otras ciencias de la educación cubana como guías teórico prácticas que garantizan una visión propia y un perfil ético-filosófico y cultural autóctono de la formación Humanista desde el proceso formativo.

Se hace necesario entonces fundamentar la necesidad de la concepción humanista del proceso formativo de medicina desde la Filosofía y la Sociología de la Educación cubanas para contribuir al fomento de actitudes inherentes al paradigma médico social cubano, siendo este el principal objetivo del presente estudio.

Conceptos recurrentes para asumir una propuesta.

En la revisión bibliográfica realizada se abordan un sistema de conceptos que se consideran útiles para los propósitos de la presente investigación, puesto que proporcionan un fundamento teórico metodológico para el tratamiento de los problemas detectados en el proceso que ocupa, y permiten analizar los elementos o categorías del objeto a investigar para su transformación, por lo que es necesario partir de la definición del sistema categorial

Existe un proceso totalizador cuyo objetivo es preparar al hombre como ser social denominado proceso de formación, el cual agrupa en una unidad dialéctica los procesos educativo, desarrollador e instructivo.

Al valorar estas definiciones se puede profundizar en las mismas considerando que el proceso en el que el hombre alcanza su plena realización como ser social, instruido en una profesión, con valores y sentimientos que acumulan los elementos más preciados de su cultura y con la capacidad de estar facultado para funcionar en diferentes contextos con eficiencia, caracterizan y definen a criterio de esta autora su visión del concepto de proceso de formación independientemente del nivel por el que se encuentre transitando el individuo en su formación en la Educación Superior, por tanto, el proceso en el cual el hombre adquiere su plenitud, tanto desde el punto de vista educativo como instructivo y desarrollador es el denominado proceso de formación.

Apuntando a una caracterización de ese proceso denominado formación, se describe una dinámica que refleja quizás la esencia misma de este concepto para los fines de nuestro trabajo: «(…) la formación puede ser concebida como una actividad por la cual se busca, con el otro, las condiciones para que un saber recibido del exterior, luego interiorizado, pueda ser superado y exteriorizado de nuevo, bajo una nueva forma, enriquecido, con significado en una nueva actividad».10 En otros términos, el proceso de formación se da en una dinámica exterioridad-interioridad-exterioridad, que transforma no sólo a los individuos, sino a la colectividad de la que forman parte y a la cultura que construyen.

El término formación, en la educación superior cubana, se emplea para caracterizar el proceso sustantivo desarrollado en las universidades con el objetivo de preparar integralmente al estudiante en una determinada carrera universitaria y abarca, tanto los estudios de pregrado (o de grado, como se le denomina en algunos países) como los de posgrado.11

A estos fines, se hace necesario además conceptualizar el Humanismo cuya gran diversidad de enfoques dificulta la comprensión del tema, pues no existe un consenso, ni siquiera, acerca de qué tipo de fenómeno es el que se está definiendo: unos lo asocian con un período de la Historia,12 el cual no es el mismo en todos los casos; otros consideran que se trata de un fenómeno espiritual, en el que se acentúan diversos matices: culturales, éticos, axiológicos, laicos, religiosos, ideológicos, políticos, etc., los cuales pocas veces coinciden entre un autor y otro. Al mismo tiempo, esas perspectivas evidencian la asunción de posiciones que muchas veces, más que aproximarse al objeto que definen, transmiten una imagen distante de lo que el humanismo es en la realidad.

Esta dicotomía se asienta en comentarios como el que abre el artículo Humanismo en el Gran Larousse Universal, en su edición española de 1998: El término humanismo es uno de esos términos cuyo sentido casi nadie entiende verdaderamente o el expresado acerca de que "el concepto de humanismo (…) es (...) equívoco, de un lado, porque su uso no ha sido siempre el mismo, y, de otro, porque aún hoy, lo empleamos en sentidos muy diferentes, uno de ellos preciso y estricto, y el otro amplio y vago". 13 De igual forma se manifiesta que a pesar de que el humanismo ha dejado profundas huellas en la cultura, como pocos movimientos culturales lo han hecho, probablemente ninguno de envergadura comparable a él, es hoy tan pobremente conocido.14

De ahí que la formación humanista a que se aspira en este contexto, a criterio de estos autores debe estar dirigida a:

1. Situar lo humano como piedra angular del pensamiento desde fundamentos filosóficos educativos y socio educativos cubanos como bases teórico-conceptuales, para garantizar el reconocimiento de una identidad propia, que contenga el conocimiento de lo autóctono como necesidad para el logro de una axiología basada en el ejemplo paradigmático de los fundadores de este pensamiento.

2. Fortalecer el sistema axiológico del ser humano (estudiante de medicina), engrandeciéndolo por encima de sus necesidades materiales, garantizándoles sólidos principios éticos y un accionar, desde los basamentos de la pedagogía social, para lograr la comunicación e interacción social médico-paciente, en el marco de la creciente socialización de la salud.

3. Destacar el papel del referencial teórico de la pedagogía y otras ciencias de la educación cubana como guías teórico prácticas que garantizan una visión propia y un perfil ético-filosófico y cultural autóctono de la formación Humanista desde el proceso formativo.

4. Potenciar el pensamiento filosófico cubano desde las diferentes disciplinas, como tributo al equilibrio entre el enfoque de la formación y el encargo social incidiendo en la efectividad de las relaciones interdisciplinarias para garantizar la sistematización de la formación humanista que aspira el paradigma médico-social.

5. Sensibilizar ante los productos espirituales humanos y enseñar a valorar la importancia de generar vida espiritual a partir y por medio del trabajo, la inteligencia y la conciencia.

A tal efecto se define un acercamiento a lo que pudiera ser la concepción: sistema integrado de, principios, dimensiones y relaciones que permiten la fundamentación con carácter holístico de las dimensiones del proceso formativo para garantizar un marco orientador que permita proyectar, realizar y evaluar la eficacia de la formación humanista.

Dichas consideraciones teóricas posibilitan el encuadre de nuevos enfoques para la concepción humanista, y más aún en la nueva Universidad Médica, que puja por una formación más acorde con el encargo social actual de sus profesionales y el reclamo de ser más eficiente en los procesos de educación social, a tal efecto, resulta pertinente un enfoque desde las contribuciones desde la filosofía y la sociología de la educación cubanas, desde la Pedagogía Social de la que se reconoce y potencia su valor como la disciplina pedagógica cuyo objeto lo constituye la teoría y la praxis de la educabilidad social del sujeto, realizada por cualquier agente y agencia de educación en cualquiera de los entornos sociales.15

Ante la potenciación de este enfoque que se pretende se asume la posición sobre la obligada la recurrencia a las fuentes históricas y teóricas donde yacen las primeras concepciones de la axiología cubana: la Filosofía, la Filosofía de la Educación y la Pedagogía Social del siglo XVIII y XIX "(…) fueron nuestros pensadores fundadores, entre ellos José Agustín Caballero (1762 - 1835), Félix Varela (1788 - 1853) y José de la Luz y Caballero (1800 - 1862), quienes contribuyeron desde sus concepciones filosóficas y su accionar pedagógico social a estimular la investigación científica, a fusionar lo instructivo con lo educativo, alzar nuestro pensamiento filosófico a la altura de la nueva época…" 15

El valor de este enfoque se sustenta, además, en el papel que el estudio de estas ideas juega en la defensa del conocimiento histórico, en su aporte al reconocimiento de una identidad propia, en tal valoración se coincide en que "Nos enseñaron a pensar con cabeza propia y a romper con los esquema de pensamientos importados que no se correspondían con nuestras exigencias históricas (...) 16

De manera particular, se considera que la formación humanista que se pretende formar está sustentada a partir del criterio de que la axiología educativa ha de ser asumida desde la concepción general de la Filosofía de la Educación dialéctico materialista, por lo cual la se ubica como una función específica de la Filosofía de la Educación.

Para una búsqueda del fundamento científico de la formación humanista desde la intersección cooperada de las ciencias de la educación. Concepciones y teorías.

Las primeras concepciones de lo que hoy se denomina filosofía de la Educación y Pedagogía social surgieron en Cuba, a través de figuras como José A. Caballero (1762-1835), Félix Varela (1788-1835), José de la Luz y Caballero (1800-1862); ellos fueron los primeros exponentes de estas disciplinas científicas desde las cuales se realizaron los primeros análisis axiológicos propios del pensamiento cubano. El primero de ellos desde su obra denuncia el atraso notorio de la Universidad, censura su plan de enseñanza por estéril y exige que las lecciones deben lograr una adecuada comunicación profesor-alumno, potenciar la voluntad de los estudiantes y subllevar con paciencia las faltas propias de sus edades, proclama el ejemplo del profesor, el celo, la prudencia y la paciencia como condiciones y odas imprescindibles para la formación de valores y que son la base de una auténtica pedagogía social humanista.

Otra de las figuras que marca el vínculo entre filosofía, filosofía de la educación y Pedagogía social en el tratamiento de los valores fue Félix Varela.17 Al igual que Luz y Caballero quien fustiga por su connotación axiológica el principio de autoridad "hombre más bien que académicos, es la necesidad de la época", "el sentimiento de la verdad es el primero que debe atender todo educador", "la práctica lo mismo que la teoría vale poco por sí sola", desde este principio, formar los deberes morales es para el pensador cubano una necesidad que en su concepción, vincula lo intelectual y lo afectivo.

Se destaca la importancia para el enfoque que se pretende, la posición de Luz y Caballero en el Discurso leído en los exámenes del Colegio del Salvador, el 16 de diciembre de 1861, sobre la preponderancia de lo axiológico sobre lo cognitivo, principio que hoy se hace vital en la Pedagogía Social. Así expresa el ilustre cubano: Hombres más bien que académicos es la necesidad de la época.15

Al considerar de conjunto las ideas sobre valores de estos pensadores nos percatamos de que constituyen estas, "(…) fuentes históricas y teóricas donde yacen las primeras concepciones de la axiología cubana: la Filosofía, la Filosofía de la Educación y la Pedagogía Social del siglo XVIII y XIX" 15

En su artículo «Filosofía y Educación en América Latina «(1995) el especialista cubano Chávez precisa los campos de las ciencias pedagógicas que se encargan de desentrañar interrogantes importantes que deben ser respondidas en el contexto educativo desde la intersección cooperada de las ciencias de la educación, cuyo enfoque se considera de referencia para potenciar el direccionamiento que se propone, fundamentalmente porque delimita la importancia de la Filosofía de la Educación y la Sociología de la Educación , en qué campos se mueven y permiten delimitar sus posibilidades, entonces, de potenciar desde sus fundamentos la formación humanista. 18

Es para este concepto aceptable el criterio de que la filosofía de la educación ofrece la brújula orientadora, la guía teórica necesaria para no perder el rumbo en el misterioso drama de enseñar y aprender, y que el estudio del contexto, las condiciones, la estructura social, que rodea al acto educativo constituye un encargo de la sociología de la educación. 18

La otra tesis que llama atención es la que sustenta que la psiquis del hombre es social y por ello tiene un condicionamiento histórico-social, parte de la teoría Vygostkiana que se considera de utilidad para el objetivo que se sigue porque otorga un carácter social a la conciencia, fortaleciendo, a su vez las bases de la psicología, la teoría de la educación, la filosofía y la sociología de la educación científica y porque centra su atención en el desarrollo integral de la personalidad.

Una premisa fundamental de la escuela histórico-cultural, de marcada significación para la Sociología de la Educación, lo constituye el reconocimiento de la indisoluble unidad, en su génesis y en su desarrollo histórico, entre el individuo y la sociedad. Tal enfoque permite colocar al ser humano en su medio social, político y económico y analizar el origen y desarrollo de esta individualidad en el contexto histórico cultural en que se desenvuelve su vida.19

Para Vigotski, las funciones psíquicas son producto de la actividad del cerebro del hombre, en estrecha relación con la historia y la cultura social. Así, el lenguaje, el pensamiento, el conocimiento son resultantes de la actividad cerebral, pero no un resultado exclusivamente natural, sino que posee una base social y cultural, este elemento de dicha teoría a nuestro criterio, sustenta en gran medida la concepción humanista en el proceso formativo de medicina.

El contenido esencial de los conocimientos científicos producidos por la humanidad y los logros en tal sentido alcanzados en la época, su valoración crítica; el seguimiento del proceso evolutivo de los métodos y medios del progreso científico y social; el redescubrimiento interpersonal e individual de las vías, medios y métodos para desentrañar las contradicciones presentes en el material docente en dependencia de niveles de desarrollo, motivaciones y otros elementos debe ser proyectado por los profesores a partir de procedimientos que propicien la elevación de lo abstracto a lo concreto, el análisis lógico-histórico, la formación de abstracciones y generalizaciones con niveles sucesivos de complejidad, de manera que ello permita la formación en el estudiante de una concepción activa, revolucionaria de la realidad natural y social donde se desenvuelve.

Por consiguiente, el enfoque socio-histórico-cultural exige al proceso de enseñanza su proyección de manera que propicie un aprendizaje reflexivo e interactivo basado además en un pensamiento pedagógico de avanzada.

Existe como elemento distintivo para la formación del joven cubano, como paradigma humano que se aspira formar, la necesidad de un fundamento científico pedagógico para el perfil moral que da integridad a la personalidad del joven cubano, revolucionario y socialista, presidido por la trilogía del sistema de valores fundacionales de la nación y de la moralidad histórica del pueblo cubano, tales como: La dignidad humana, la intransigencia e intolerancia ante la dominación extranjera y la solidaridad humana.4

Cuba cuenta con una rica tradición pedagógica de avanzada a lo largo de su historia de construcción de la nacionalidad. José de la Luz y Caballero, Félix Varela, José Martí, junto a otros pensadores y pedagogos de la etapa republicana, constituyen raíces sustentadoras de la educación en Cuba. Hombres de su tiempo, ellos se apropiaron de lo mejor de las tendencias pedagógicas del acervo cultural de la humanidad y aportaron importantes ideas originales al propósito de fundar una educación que rescatara la identidad nacional, la dimensión humana vital y cultural, contribuyera a la construcción de una sociedad de progreso, justicia y dignidad humana y afirmara el valor del ejercicio del pensar frente al dogmatismo y al esquematismo. Cabe preguntarse ¿Serían útiles tales paradigmas en la formación humanista del médico social cubano? Téngase presente que todo sistema educacional supone la formación de un ideal humano y la consideración de todos los factores que inciden en él, como la línea directriz del análisis y conformidad de los basamentos teóricos y prácticos de la concepción que se asuma. (Principio del carácter humanista de la filosofía de la educación)

CONCLUSIONES

La concepción humanista en el proceso formativo de la medicina, evidencia una prioridad, en correspondenciacon la coyuntura que se reclama ante las transformaciones que se han suscitado para la asunción de la" Nueva Universidad Cubana". Se clama hoy por una formación integral en la que el fortalecimiento del conocimiento histórico y el refuerzo permanente de la identidad nacional, constituyen eslabones indispensables para garantizar la continuidad del proyecto social socialista de la Revolución cubana, sobre la base de una ideología y con un rico contenido de valores humanos universales.

Ante tales propósitos, el proceso de formación médica debe contemplar consecuentemente las transformaciones acontecidas en la práctica médica, en busca del humanismo al que se requiere tributar en el presente contexto, estudiar el tema científicamente desde la teoría pedagógica y mejorar su práctica con una metodología sólida y coherente, fundamentada en referentes de la propia pedagogía y otras ciencias de la educación cubana a punto de partida del sistema de valores fundacionales de nuestra nación como sustento de este humanismo, constituye una motivación sólida que sin duda fortalecerá al currículo como proyecto y a que su ejecución responda a las aspiraciones declaradas en sus documentos rectores.

Se consolida en el diseño elaborado la importancia de la Filosofía Educativa, que como ciencia da el apoyo necesario a los pedagogos en la tarea de educación de la humanidad y desde ese punto de vista, se sostiene, dado el estudio realizado, la necesidad de estos fundamentos en el médico que requiere de herramientas pedagógicas en la tarea de la educación en salud para actuar como instrumentos de transformación conductual. Las regularidades del estudio fenomenológico realizado muestran la viabilidad de esta investigación, en tanto, se prevé un enfoque no asumido hasta entonces en este contexto de formación y que no está alejado de las necesidades de este profesional para asumir su encargo social, sí se tiene en cuenta que dentro de las funciones del médico general básico se encuentra la de educación. Según lo diseñado con esta herramienta de investigación, ha garantizarse un marco orientador que permita la elaboración de una estrategia pedagógica para su ulterior validación empírica y teórica.

 

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Recibido: 2 de Julio de 2010
Aprobado: 10 de Julio de 2010

 

Lic. Ileana M. Hernández Rodríguez. Jefe Dpto Historia de Cuba. Profesora auxiliar. Universidad de Ciencias Médicas de Pinar del Río. Km 89 Carretera central. Cuba. E-mail: ilylma@fcm.pri.sld.cu

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