Estimados lectores:
A poco más de cumplirse cuatro décadas de la implementación del Programa Cubano del Médico y la Enfermera de la Familia, la contribución e impacto del mismo ha sido crucial para alcanzar los numerosos triunfos que se visualizan en el sistema nacional de salud, el cual muestra indicadores sanitarios similares a países del primer mundo.1,2 De esta forma, la baja tasa de mortalidad infantil, las numerosas enfermedades transmisibles erradicadas o prevenidas mediante el establecimiento de un adecuado esquema de vacunación,3 así como el incremento de la esperanza de vida al nacer; son algunos de los logros de dicho sistema, impulsado en gran medida por este programa.
No obstante, siguen persistiendo algunas problemáticas e insatisfacciones, lo que ha llevado a la imposición de nuevos retos y desafíos, que han llevado a un proceso de renovación del modelo, actualizando sus bases e implementando medidas que permitan mejorar su papel, sobre todo cuando algunas de sus ideas fundacionales han sido relegadas o indebidamente desarrolladas.
Uno de los principales retos, es la escasez de personal sanitario, situación que surge en un contexto, donde la baja incorporación de personal de reciente formación, y la deserción de profesionales (por abandono del sector estatal o por fines migratorios), hacen que el paciente no logre una cercanía al sistema, a pesar de la existencia de una infraestructura que pueda garantizarlo. Se precisa así, implementar medidas que mejoren las condiciones de vida y laborales de dichos trabajadores, incentivándose y facilitándose el cumplimiento de sus responsabilidades. Toda vez que las condiciones socioeconómicas donde se desenvuelve, en ocasiones le hace percibirse desfavorecido o en desventaja para desarrollar su profesión.
Otro elemento significativo a destacar es la reciente escasez de recursos materiales e insumos médicos, requeridos para el diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de enfermedades u otros problemas asociados a la salud. Dicha situación, se agudiza por el cruento embargo económico y financiero que presenta el país, así como una incorrecta gestión y uso de dichos recursos. Ante ello, deberá controlarse y supervisarse el uso adecuado los mismos, haciéndose un llamado, a la realización de estudios que permitan identificar formas más eficientes e innovadora de utilizarlos, empleándose para ello los adelantos de la ciencia y la técnica.
En este escenario, la pobre participación, responsabilidad e implicación del paciente en el cuidado de su propia salud, llama de forma poderosa la atención de la comunidad científica. Y es que, si bien el personal sanitario guía las acciones sanitarias para el mantenimiento y restablecimiento de la salud, sin la participación del individuo y la familia, dichas acciones serán insuficientes, sobre todo si se tiene en cuenta el enfoque preventivo que caracteriza el modelo sanitario cubano, para garantizar un estado óptimo de salud.
Se suma a lo reportado, la necesidad de fomentar el trabajo en equipo, llamándose a lograr la intersectorialidad, como única vía que pueda de forma efectiva abordar situaciones complejas que inciden sobre el estado de salud del individuo, la familia y la comunidad, al quedar demostrados los pobres resultados de las intervenciones sanitarias aisladas, en el manejo de los principales problemas sanitarios a nivel nacional e internacional. A su vez, se precisa la necesidad de concretar la incorporación de las tecnologías de la información y las comunicaciones como herramientas de apoyo, desde el consultorio médico hasta los institutos especializados, creándose así una verdadera red integrada de servicios de salud, con una comunicación bidireccional que aproveche las utilidades de dichos servicios tecnológicos para la conducción del paciente entre los diferentes niveles de atención.
Ante lo indicado, preservar un legado como el de la medicina familiar, según la Dra. Ayluj Casanova Barreto, Directora Nacional de Atención Primaria de Salud, presupone más que un desafío, una necesidad. Por cuanto, los cerca de 43 mil médicos y 41 mil enfermeras que laboran los 11 mil 548 consultorios existentes en el país, están llamados a brindar una atención integral,4 toda vez que constituyen piedra angular en la calidad de vida de un pueblo que les necesita, admira y respeta.
-
1. Cuesta Mejías LA, Herrera Alcázar V, Durán Morales T, Muñiz Roque AM, Soto Entenza ME. Situación actual y perspectiva de las ideas fundacionales del programa de medicina familiar en Cuba. Infodir [Internet]. 2022 [citado 25/12/2023]; (38): e1202. Disponible en: Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1996-35212022000200007&lng=es
-
2. González Cárdenas LT, Cuesta Mejías L, Pérez Perea L, Presno Labrador MC, Fernández Díaz IE, Pérez Díaz TC, Guerrero Chacón SE, Pérez Charbonier C. El Programa del médico y enfermera de la familia: desarrollo del modelo de atención médica en Cuba. Rev Panam Salud Publica [Internet]. 2018 [citado 25/12/2023]; 42: e31. Disponible en: Disponible en: https://doi.org/10.26633/RPSP.2018.31
-
3. Portal Miranda JA. El Sistema de Salud cubano y sus retos. Infodir [Internet]. 2022 [citado 25/12/2023]; (39): e1346. Disponible en: Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1996-35212022000300016&lng=es
-
4. Torres M. Los retos de la Atención Primaria de Salud [Internet]. Infomed; 2023 [consultado 04/01/2024]. Disponible en: Disponible en: https://actualidad.sld.cu/blog/noticia/los-retos-de-la-atencion-primaria-de-salud/
- » Publicado : 01/11/2023